Desde tiempos inmemoriales en especial desde que dejamos de ser nómadas, el ser humano ha tenido la capacidad de ahorrar principalmente en alimentos para las temporadas “bajas” dadas por las diferentes estaciones en nuestro planeta y así lograr sobrevivir en un lugar. Por lo tanto y por naturaleza tenemos innata esa capacidad o habilidad para hacerlo.
Sin embargo, en nuestros tiempos, con el desarrollo industrial y de las tecnologías de la comunicación, sumado con la evolución de la mercadotecnia, esta habilidad se ha visto menguada en diferentes grados en las personas. Lo que nos ha traído como consecuencia una importante reducción en la capacidad de ahorro refiriéndonos a la acción como costumbre o hábito y quedarnos a la deriva en ciertos momentos de la vida y que provocado por “urgencia” caigamos en manos de “prestamistas” peligrosos y deudas impagables transformándose en una “bola de nieve”.
Por lo que es importante fortalecer nuevamente esa capacidad en el día a día usando técnicas, como por ejemplo el de ingresar al “cochinito” todas las monedas que tengamos de $10.00 pesos y al cabo de un tiempo (según la meta que nos hayamos puesto) será sorprendente lo que habremos juntado y el premio será esa satisfacción de haberlo logrado. Con estas pequeñas acciones se va despertando nuevamente esa habilidad o costumbre y que a base de constancia se transformará en un hábito. Claro que también con ello desarrollamos la voluntad y la fortaleza para ser menos impactados por la mercadotecnia que nos rodea.
Esta técnica podemos aplicarla a nuestros hijos y despertar con ello esa facultad que ya tenemos y así generarles ese blindaje que requerimos evitando el consumismo innecesario.
El ahorro te permitirá acumular y mantener ese recurso monetario, alimento y energía para “sobrevivir”, tener a disposición y hacer frente a los imprevistos por salud, accidentes, desastres naturales o pandemias que afecten a nuestra persona y entorno, evitando también en no caer en deudas impagables.